Todas las mujeres tenemos imaginación de libretista, quien lo niegue está mintiéndole a su pareja y de paso, a ella misma, que es lo más patético. Parece que hubiéramos nacido para recrear historias que aunque no estén sucediendo, las hacemos tan reales que solo hay dos opciones: Termina sucediendo lo que imaginamos o vivimos angustiadas por saber cuándo va a suceder lo que suponemos.
El celular se nos volvió más que una ayuda, en un conflicto, porque pareciera que el número del susodicho nos llamara para hablar con el y cada vez más seguido, y si tenemos unos traguitos de más en la cabeza el asunto se complica aún más, y en el caso que sea el novio oficial, pues el solo hecho que no contesten, que tengan otra llamada en línea o que digan: "Ya te llamo que estoy ocupado", genera los "suficientes" motivos para empezar nuestro trabajo de libretistas, en la versión mejorada de Fernando Gaitán.
Quizás a los hombres no les pase igual, o simplemente acumulan muchas extrañas coincidencias para explotar su mente de Steven Spielberg, aunque creo que ellos lo manejan mejor que nosotras, ese es el hit del asunto, porque no nos digamos mentiras siempre nos vamos a armar videos, nunca nos podemos quitar la mente ¿o si? pero al menos se trata de manejarlos mejor, incluso creo que los hombres siempre imaginan de todo pero lo camuflan a la perfección, y con eso no joden a nadie, punto a su favor.
Querida amiga Blogguera así que si usted está a punto de enloquecer porque el no le contesta el celular, siempre anda pegado a su teléfono o BlackBerry, porque pareciera que la modernidad nos genera aún más conflicto, o porque a determinada hora del día nunca contesta, tiene tres opciones: Se calma, piensa antes de actuar (por lo general las mujeres no lo hacemos) y decide confiar aunque hayan demasiadas casualidades, o enfrenta la situación y habla con el susodicho (cosa que yo hago muy seguido) o le termina y se va con sus vídeos para otra parte.
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