Hoy, un amigo me dijo que hay que valorar el poder de la soledad. Me quedé pensando que por más fuerte que sé que soy, me da miedo la eterna lucha que libro desde que tengo uso de razón con mi mente.
Muchas veces no soy una buena compañía para mi, pocas veces he conocido o compartido con alguien que se juzgue tan duro como lo hago conmigo misma. Quizás por eso le tengo pavor a las noches de soledad, a las eternas preguntas de mi mente y me quedo a veces sin fuerzas para enfrentar el 100% de emocionalidad que hay dentro de mi.
Mi papá tiene razón soy un volcán lleno de emociones que ni yo a veces sé cómo sostener, pero lo importante es que está bien a veces no querer hablar, no sentir deseos por salir o no buscar el plan que te aleje de lo que estás viviendo. A veces también es adecuado estar simplemente en tu casa, llorar si es necesario, no digo que en el alcohol esté la solución, pero en algunas ocasiones unas cervezas, vino o similares, tal vez cure un poco. O a mi me sirve, a veces.
Se necesita recomponer el camino a veces, sanar lo que está roto, volver a abrazarte y creer que todo estará bien, darle al tiempo la oportunidad de sacar lo que se lleva dentro sin que haya motivo de vergüenza. Para recuperarte necesitas verte al espejo y saber que hoy no estás bien, pero que lo estarás, porque ningún dolor es eterno.
La dignidad y el orgullo está muy lejos de no sentir, todo lo contrario, se necesita de mucha fortaleza para admitir que se está pasando por un momento difícil y se afronta de la forma que cada persona pueda.
También está bien que no quieras contárselo al mundo, pero al volver a la comodidad de tu soledad o de tu retrospección es adecuado que podamos reconocer que no estamos bien, pero que el corazón sanará de nuevo. Siempre sana de nuevo.
Cualquier situación que estés viviendo recuerda que cuando se ama siempre deseamos lo mejor, enviar luz es la mejor forma de sanar.
Si cualquier persona que pueda estar leyendo esto, siente que no es su momento, que las esperanzas se están haciendo muy difusas, créame lo entiendo, me pasa, pero como dicen la mayoría de canciones después de la tormenta siempre llega la calma. Algún día volveremos a estar bien.
Muchas veces no soy una buena compañía para mi, pocas veces he conocido o compartido con alguien que se juzgue tan duro como lo hago conmigo misma. Quizás por eso le tengo pavor a las noches de soledad, a las eternas preguntas de mi mente y me quedo a veces sin fuerzas para enfrentar el 100% de emocionalidad que hay dentro de mi.
Mi papá tiene razón soy un volcán lleno de emociones que ni yo a veces sé cómo sostener, pero lo importante es que está bien a veces no querer hablar, no sentir deseos por salir o no buscar el plan que te aleje de lo que estás viviendo. A veces también es adecuado estar simplemente en tu casa, llorar si es necesario, no digo que en el alcohol esté la solución, pero en algunas ocasiones unas cervezas, vino o similares, tal vez cure un poco. O a mi me sirve, a veces.
Se necesita recomponer el camino a veces, sanar lo que está roto, volver a abrazarte y creer que todo estará bien, darle al tiempo la oportunidad de sacar lo que se lleva dentro sin que haya motivo de vergüenza. Para recuperarte necesitas verte al espejo y saber que hoy no estás bien, pero que lo estarás, porque ningún dolor es eterno.
La dignidad y el orgullo está muy lejos de no sentir, todo lo contrario, se necesita de mucha fortaleza para admitir que se está pasando por un momento difícil y se afronta de la forma que cada persona pueda.
También está bien que no quieras contárselo al mundo, pero al volver a la comodidad de tu soledad o de tu retrospección es adecuado que podamos reconocer que no estamos bien, pero que el corazón sanará de nuevo. Siempre sana de nuevo.
Cualquier situación que estés viviendo recuerda que cuando se ama siempre deseamos lo mejor, enviar luz es la mejor forma de sanar.
Si cualquier persona que pueda estar leyendo esto, siente que no es su momento, que las esperanzas se están haciendo muy difusas, créame lo entiendo, me pasa, pero como dicen la mayoría de canciones después de la tormenta siempre llega la calma. Algún día volveremos a estar bien.
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