Las emociones son algo indescriptibles, a veces hasta inimaginables, esto lo sabemos a la perfección las mujeres, sin embargo pareciera que se nos olvida que éstas se pueden manejar, tan sólo si lo hacemos a tiempo, si medimos que amar no significa perder la razón. Como diría alguna vez el gran autor Walter Riso, en su libro "Los Límites del Amor": "Hasta dónde amarte sin renunciar a lo que soy".
Las mujeres a veces olvidamos que amar no significa perderse en un sentimiento del cual no hay retorno, para amar se necesita mirar en la misma dirección sin que eso signifique perder el norte de los propios objetivos e ideales, es quizás en ese punto donde entiendo a los hombres cuando dicen que el espacio es vital e inviolable, palabras que para algunas significan ausencia de cariño o excesiva despreocupación.
Amiga Blogguera, quiero decirle que a veces el hombre que nos ama en la distancia, aún por encima de nuestros defectos y lejos de la idealización, es sin duda, el que más nos hará feliz, porque no quiere que le entreguemos nuestra vida, sino que la compartamos a su lado. Si este es su caso, valórelo y cuídelo, porque le aseguro que en el mundo hay muchas mujeres mejores y peores que usted.
Mi mamá suele decir que las relaciones son como la física, si usted agarra dos superficies y las roza de tal forma, lo más factible es que terminen desgastándose mutuamente, y con el paso del tiempo entendí que tenía toda la razón, comprendí que en la distancia hallamos la razón perfecta para que nos extrañen y para aprender a extrañar, quizás empecé a pensar que hasta el hecho de dormir siempre con la misma persona, genera costumbre, y eso constituye el primer veneno para una relación de años.
Todo en la vida tiene límites y las relaciones si que los tienen, sólo que confundimos el amor con el sufrimiento, el enamoramiento con la obsesión y la ausencia con el olvido, considero que las mujeres necesitamos re aprender a amar, entender que para formar una vida al lado de alguien se requiere más que el amor, se necesita de comprensión, entendimiento e independencia.
Amiga Blogguera creo particularmente que si aprendemos a amar como lo hacen algunos hombres de forma racional y tranquila, dejaríamos de sufrir tanto y de paso, ya no diríamos la frase cliché: "Todos los hombres son iguales, no sienten nada, son de lo peorcito".
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