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Mostrando entradas de enero, 2011

El día que su muerte tocó a mi puerta

Siempre pensamos que lo peor que nos puede pasar en la vida es una 'tusa', perder un trabajo, tener necesidades económicas o discutir con alguien que queremos mucho, para algunas personas algo elitistas para mi gusto creen que lo peor es ir al sur de la ciudad o comer en sitios no 'aptos' para su estrato. Pero debo decir que todo esto pierde sentido cuando en una madrugada te levantas con la noticia de que tu mejor amiga de clases, 'polas' universitarias, pijamadas (porque si, aún con mis 25 años disfruto de esos planes), noches extensas de lágrimas y risas mezcladas a la luz de la luna y al sabor agridulce de un buen trago, está muerta, es una sensación que aún después de diecinueve días de su fallecimiento no logro explicar, es como si una rueda interminable de recuerdos se apoderara de ti en cuestión de segundos. Sientes como si estuvieras inmerso en una pesadilla, la más amarga de todas, de la cual quieres despertar inmediatamente, pero por más que lo intent

A ti Natalia Patiño...Aquí vivirás cada vez que respire

Recuerdo cuando te conocí, te veías tan hermosa, tan "mamasita" como te decía yo siempre, tan imponente, tan mágica en medio de esa locura que se vislumbraba en tus ojos, esa noche después de salir de una clase aburrida y monótona como es costumbre en la Universidad, te alcancé y sin pensarlo, te invité a una cerveza para hablar, no esperaba mucho, al decir verdad, solo distraerme con alguien nuevo y no pensar en mis problemas de aquel entonces, no imaginaba que te convertirías en mi amiga de noches de películas, cómplice de lágrimas, risas, rumba, peleas, regaños pero sobre todo jamás imaginé que te convertirías en esa hermanita menor que tanto amé, amo y amaré. Desde ese día no me volví a separar de ti, hablábamos por celular, skype, facebook, algunas veces por messenger, aunque odiabas esas comunicaciones así, te daba tedio escribir y la verdad no lo hacías rápido, gracias a mi empezaste a tomar cerveza, porque tus gustos siempre fueron más exquisitos que los míos, sin emb