Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2012

Así es tarado, muero por usted

Esta podría ser la historia suya, mía, de su amiga, compañera o hasta enemiga. Imagine que de un momento a otro, usted se siente demasiado atraída por alguien, parece ser el hombre ideal.  Pero de pronto éste le afirma que tiene novia y está bastante bien comprometido. Por supuesto, la reacción socialmente correcta es decir: "Hasta aquí llegué yo", pero hay que reconocer que las hormonas no tienen raciocinio, los deseos no se controlan con poderes mentales y si por alguna extraña y equívoca razón usted ya le metió su corazón, entonces el panorama no es negro sino bien oscuro. A esto por favor súmele que no importa los intentos que usted haga para no sentir nada, porque el solo tenerlo cerca hace que no solo le tiemblen las piernas, sino también que la piel se ponga peor que la de una gallina.  Los instantes compartidos se convierten en grandes momentos, ansías infinitas de decirle que para uno es más que un hombre del montón, y el límite de la cursilería llega cuando

El picante del sexo no tierno

"Usted es una rabona" "No imagino el día que usted de verdad se derrita por alguien" Estas son palabras que escucho comunmente en mi vida personal, no importa los intentos que haga para parecer una niña medianamente tierna o normal, porque cada vez entiendo que definitivamente o mi pasado fue bien patético, o simplemente, no me hallo cortando florecitas y sorprendiéndome con un serenata mal cantada.  Sin embargo, tengo que reconocer que aunque no sepa ni cómo se entrega una chocolatina y aún cuando no me gusten las cursis comedias románticas, o no tenga la menor idea de cómo se dice un te quiero, en este momento de mi vida existe un personaje al que quisiera decirle lo mucho que me fascina y cuánto me excita cada movimiento que haga con su cuerpo, por más inocente que parezca.  Sus ojos me producen un deseo incontrolable de mirarlo como si se tratara de esos escenarios de la naturaleza que uno no quiere dejar de ver, ni siquiera en los fríos mas espantosos. Su p