Una cosa es ser resentida y ardida con el ex novio respectivo, pues debemos reconocer que cuando nos hieren el ego e incluso el corazón, la reacción inmediata es buscar los defectos reales e irreales de esa persona que algún día fue nuestra razón de ser, pero otra es ser realistas y reconocer con la maldad del caso que el tipo en cuestión, va directo al abismo del mal gusto y la mala presencia.
Sin embargo, es innegable que muchas veces (casi siempre) el amor es bruto, ciego y sordo mudo, como diría Shakira, porque uno siempre los ve irrealmente hermosos, es decir, si es gordito, pensamos: "Mejor que tenga de dónde agarrar", si es demasiado flaco: "No es que sea huesudo es que eso es pura fibra", si es bajito: "Mejor, con eso no tengo que usar tacones", y si es muy alto: "Eso es sinónimo de clase e imponencia".
Y en aspectos sexuales solemos ser más descaradas, pues si lo tiene chiquito aseguramos con vehemencia que eso no importa, que a la hora de la verdad son más relevantes sus movimientos en la cama, que el tamaño de su órgano genital (aunque al decir verdad yo soy de esas mujeres que sigue esa filosofía), y si dado el caso, el tipo no quiere acostarse con nosotras con la regularidad que deseamos, lo disculpamos tan patéticamente que algunas veces osamos recurrir al "amante de turno" o a el "amigo en el baño", como diría Kany García .
Lo triste de todo el cuento, es que toda esta irrealidad dura mientras persista la relación, pero cuando termina y si en especial, finaliza con los respectivos "trapitos al sol", empezamos a ver cómo las venditas se van cayendo, y le vemos lo gordo, lo flaco, lo mal polvo, lo enano o lo vara, por ende, la conclusión es simple las mujeres somos cero objetivas cuando de amor se trata.
Sin embargo, duele e hiere el ego bastante saber que nos equivocamos tanto al escoger al susodicho, y de acordarnos que llegamos a llorar por el tipo este, o que en alguna época deseamos morirnos porque este personaje nos presentó a la nueva adquisición a los días de haber terminado con uno, nos da rabia e indignación pensar que el esperpento que vemos ahora era el origen de nuestra depresión.
La conclusión es que el amor no tiene nada de objetividad y en mi caso particular, dos años después al re encontrarme con mi ex descubrí que en realidad era impresionantemente bajito, gordito, y con errores estéticos garrafales que me negué a ver, porque no hay nada más cierto que "la moda no es para todo el mundo".
Amiga Bloguera, en lo posible intente ver en la etapa de conquista la realidad del hombre con el que está saliendo, y si dado el caso, cuando termina la relación con el personaje, usted se da cuenta que el tipo desmejora a pasos agigantados tiene dos opciones: Ser buena gente y útil para la sociedad que tiene que ver los desatinos del susodicho y aconsejarle que al menos intente vestirse bien, o recordar cada vez que se lo encuentre lo afortunada que es por no estar al lado del desmejorado ex.
Lo más importante queridas mujeres es que no debemos sentirnos mal por haber elegido mal, a la final todos tenemos derecho a equivocarnos, aunque a veces nos pasamos de la raya con las equivocaciones, y en todo caso, lo importante es que mientras nosotras seguimos mejorando porque tuvimos que volver al ruedo, ellos en cambio, consideran que son la versión mejorada de Tom Welling, pero después de la más terrible peste.
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