Recientemente gracias a unos videos de Alejandra Azcaráte sobre la infidelidad de las mujeres, me decidí a hacer una entrada sobre este tema común en todos los escenarios y estratos, pero en especial, porque tengo el firme objetivo de quitarle a esta palabra tanta mojigatería y el exceso de doble moral que gira en torno a este vocablo.
En primer lugar, la ciencia ha probado que los seres humanos tenemos una amplia conexión con los animales, y si lo analizamos bien, pues ninguno de ellos son demasiado monógamos que digamos, y como sé que a esta afirmación muchos dirán que esa no es una premisa del todo real, porque nosotros somos seres pensantes, por ende, es obligación respetar los lazos emocionales de la sociedad.
Pues bien, a esos argumentos debo decir que esa racionalidad, en muchas ocasiones, es dominada por las hormonas, y ellas no necesariamente tienen que ver con los sentimientos, son sólo impulsos y necesidades que están presentes en todas las etapas de la vida.
Pero algunas de éstas son calladas por la racionalidad de lo qué es correcto y lo qué no para la sociedad, sin embargo, muy a nivel personal considero que una cosa es racionalizar con base en los valores personales y otra hacerlo pensando en lo que se cree correcto.
Además cabe mencionar que quienes impusieron la monogamia fue la Iglesia, esa que aún critica el uso del condón e irrespeta el libre derecho de la mujer para decidir si quiere o no tener un hijo, o aquella que tiene alta responsabilidad en abuso de menores, eso sin mencionar, mi concepción personal de que han sido los grandes difamadores de la historia, además ¿quién dijo que la felicidad completa la puede otorgar una sola persona?, o en
¿qué momento de la vida se nos asegura vehementemente que la persona con la que estamos hace bastante tiempo es única e irrepetible?
Sé que algunos responderán que si, sin embargo, debo decir que recuerdo muchas historias de amigos y amigas que aseguraban cómo en un segundo su supuesta estabilidad se fue al piso al conocer a otra persona con todas las cualidades que generalmente le hacen falta a la pareja con la que convivimos.
Lo segundo es que "Fidelidad", no es lo mismo que "Lealtad", porque una mujer puede estar teniendo sexo con su amante o amigo especial, sin embargo, su corazón sigue indicándole que el camino adecuado es la pareja que la está esperando en su cama, eso si cuando los sentimientos indican lo contrario, no se trata que se haya sido desleal, en ese caso, sólo estaríamos hablando que el "mozo" se adueñó de lo que evidentemente nos hacía falta.
Pues bien, en las relaciones nada está escrito, no hay un blanco perfecto o un oscuro absoluto, todo tiene variaciones y matices, y por más que algunas mujeres moralistas quieran negarlo, muchas veces lo estable no precisamente nos hace vibrar hasta la última fibra del alma y del cuerpo.
Sin embargo, los mismos hombres también colaboran para que la sociedad culpe o tílde de "perras" a las mujeres que piensan que todos los seres humanos son infieles por naturaleza, se les acusa de "rompe matrimonios" e inestables, a lo cual debo decir que prefiero las personas que pueden reconocer sus emociones naturales ante los demás, que las que lo ocultan todo para después sentirse totalmente frustradas y así, culpar al mundo por las experiencias que no pudieron vivir.
En ese caso, prefiero al hombre con altas dosis de locura y con una inyección de racionalidad, para que cuando pierda el norte ese ser humano sea mi polo a tierra, que no le de pena hablar de sexo, amor, política, tecnología e historia, pero en especial, que no necesite hacerme firmar un papel o colocarme un anillo, como si fuera una vaca que hay que marcar, para que sepa que estaré a su lado así mis ojos se desvíen en ocasiones.
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