Creo que no existe mujer a la que no le hayan dicho esta frase: "En el amor, la edad es lo de menos". Y de una u otra forma, todas hemos caído en este conjunto de palabras, pero el error garrafal es olvidarnos que no todos los vocablos significan lo mismo, es decir, todo depende de cada situación.
No pretendo generalizar, ni dañar los sueños de nadie, pero hay un hecho que pocos pueden negar, y es que la mayoría de mujeres maduran mucho más rápido que los hombres. Este dato indica, que si por ejemplo, la mujer tiene 26 años y el hombre 21, ella pensará en una especie de estabilidad emocional, en una diversión más tranquila y en cómo lograr que su relación funcione para el futuro.
Entre tanto, el hombre de esa edad seguirá anhelando que llegue el viernes para emborracharse, conocer a una mujer con quien pueda 'desahogarse', esa que no le pone límite a nada y que si lo ve pasado de tragos, se encarga de darle más. A la final, cuando se tiene veinte años, la vida se ve inmensamente sencilla, todo es a pedir de boca.
Por ende, esta es una relación destinada al fracaso, porque no creo que existan muchas mujeres de 26, 27 o 28 años en adelante, que se aguanten convivir con un 'compinchero', 'mujeriego' y 'rumbero' por el resto de su vida.
Y aunque muchos aleguen que la madurez no va con la edad, que las relaciones están basadas en los sentimientos, las vivencias, etcétera y una cantidad de cursilerías que con el paso del tiempo me sorprenden aún más, por su exceso de idealización, lo cierto, es que los índices, las experiencias y estadísticas demuestran que meterse con niños se convierte en la peor de las pesadillas. Con toda la razón mi madre asegura con vehemencia que "El que se mete con niños amanece cagado".
La razón para la que esto suceda es simple, una mujer después de los 24 ó 25 años, tiene claro lo que quiere en la vida, cómo lo quiere y para qué lo quiere. Disfruta, por supuesto, de unos buenos tragos, una excelente comida, una rumba agradable con amigos, pero si no sale un fin de semana no se muere y generalmente, sus amigos son contados con los dedos de una mano.
Entre tanto, un hombre de veinte años piensa en trabajar para tomar, en que todos sus amigos son los mismos que lo acompañan en cada rumba, pero lo más importante y determinante es que confunde amor con enamoramiento, dice amar con una facilidad impresionante, además si la relación que tiene cae en algún tipo de crisis, siempre le parecerá más fácil buscar a otra mujer.
Así que antes de pensar en iniciar una relación con alguien menor, por favor recuerde que lo más factible es que terminé criando al que usted llama su novio. Eso si, jamás espere que el tipo en cuestión actúe como hombre, porque a la final es un niño en proceso de formación.
Espero no herir susceptibilidades con este post, pero los casos que conozco hablan por sí solos.
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