Justo cuando me disponía a escribir mi próximo post en este Blog, el cual hablaría de los temas habituales que suelo tratar, apareció la señora Alejandra Azcárate con su "artículo" sobre las ventajas de ser gorda, y debo decir que por primera vez entendí lo que me enseñaron en la universidad en mi carrera como periodista: NO TODAS LAS COLUMNAS DE OPINIÓN DEBEN SALIR PUBLICADAS.
Para hacerles un contexto, en el artículo esta señora habla sobre cómo las mujeres gordas no les importa "desparramarse" al momento de tomar el sol, que los hombres son caballeros porque les da miedo que los espichen
Afirma que tienen sexo con ellas casi que por pesar, adicionalmente que no tienen ninguna otra opción más que ser buenas amantes, pues no se sabe cuál podría ser la última vez que estén con alguien, hasta se atreve a mencionar que piropear a una mujer gorda puede ser aberrante.
Pero la última frase de su grosera, indignante, humillante y denigrante "columna de opinión" fue la que realmente me molestó, la cual copiaré literalmente: " No olviden que uno gordo se ve lindo solo cuando es bebé."
Inmediatamente pensé en los programas de Natgeo que hablaban de esas niñas que habían muerto intentando ser flacas, o para no ir tan lejos vino a mi mente la cantante y actriz mexicana Anahí, que hablaba del calvario que había vivido al enfrentarse a la anorexia, en especial, cuando aseguraba que el medio en el que se desenvuelve la llevó a un camino sin retorno, del cual aún intenta recuperarse.
Adicionalmente, recordé que desde muy pequeña he sido bien voluptuosa, aunque supongo que para la señora Alejandra Azcárate no cumplo con los estereotipos de la sociedad o de su "desbordante belleza".
Por ende, mi objetivo con este post es que mujeres que están enfrentando las críticas desbordantes de la sociedad por no ser perfectas, entiendan que una cosa es cuidarnos y tener vanidad dentro de los parámetros normales, pero otra muy distinta es creer que si no medimos 90 - 60 - 90 no seremos felices.
En verdad créanme que si el miedo es a quedarse sola, entonces en este caso debo citar a un ex novio que me repetía la siguiente frase: "Adoro tus caderas, busto y piernas, pero lo que más valoro es esa fuerza imponente con la que caminas, eso no lo da ninguna figura" cabe anotar que eso me lo decía cuando yo tenía más o menos veinte años y pesaba 80 kilos y por supuesto fui de esas adolescentes que se acomplejaba y anhelaba con pesar cada vez menos.
Siendo así, entenderán porque me molestan aún más este tipo de artículos, hablar de gordura es sencillo y fácil cuando ni siquiera sabes lo que es caminar y que te repitan en la calle: "Adiós gordita", o que quieras un jean y seas consciente que no te lo puedes poner porque no te sientes cómoda, así que creo que es hora de hablar con la realidad que una situación de estas debe generar.
- Si te sientes cómoda contigo misma, el resto siempre llega por añadidura.
- La obesidad es una enfermedad, no un juego de simple apariencia.
- Cuídate por ti y no por satisfacer a nadie.
- Quítate de la cabeza esa frase que solo las flacas viven felices o que de su cuerpo depende que alguien las ame.
- Ayúdate pero jamás te destruyas.
- Sé feliz viendo la belleza que hay en ti, a la final, todos vamos para viejos.
A la señora Alejandra Azcárate le digo lo siguiente:
Nací en 1985 y a los veinte años pesaba 80 kilos y como mido 1.60, por supuesto me veía bastante gorda a comparación de mis amigas, que precisamente eran delgadas, pero afortunadamente cada una de ellas tenían claro que no era un sapo desparramado.
Sin embargo, mis limitaciones para hacer deporte y el deseo de verme más delgada, después de haber sufrido en silencio ante el espejo, motivaron que yo tomara la decisión de lograr mi objetivo para llegar a mi peso ideal, así que después de músculos tiesos, una tendinitis, cansancios extremos, pues entrenaba en el gimnasio dos veces al día de domingo a domingo, una hipoglicemia y dietas incansables logré llegar a pesar sesenta kilos.
Hoy soy feliz, pero no porque haya llegado a mi peso ideal, sino porque entendí que uno proyecta lo que lleva dentro, y yo antes daba la imagen de ser una persona dependiente de lo que marcara la sociedad, en cambio, hoy mis ojos comunican lo bien que me siento conmigo misma, eso no quita por supuesto que siempre quiera estar mejor.
Para cerrar este post solo debo decir que al menos la gordura trabajándose y siendo disciplinados, si ese fuera el caso, se puede mejorar, en cambio, la poca inteligencia y la ausencia de neuronas, no tiene arreglo de ningún tipo.
Y recuerde señora Azcárate que usted se debe a un público especialmente femenino, que como usted misma lo ha dicho en muchas ocasiones, jamás olvida.
Esa tal señora Azcárate, refleja al exterior su fealdad interior. ¡Felicidades por tu respuesta!
ResponderEliminarHola Constantino,
EliminarMuchas gracias por leerme y dejarme tus comentarios en este espacio que también es de todos ustedes.
Tienes toda la razón, esta mujer mostró lo que es y realmente cuánto vacío hay en su interior.