Recuerdo cuando te conocí, te veías tan hermosa, tan "mamasita" como te decía yo siempre, tan imponente, tan mágica en medio de esa locura que se vislumbraba en tus ojos, esa noche después de salir de una clase aburrida y monótona como es costumbre en la Universidad, te alcancé y sin pensarlo, te invité a una cerveza para hablar, no esperaba mucho, al decir verdad, solo distraerme con alguien nuevo y no pensar en mis problemas de aquel entonces, no imaginaba que te convertirías en mi amiga de noches de películas, cómplice de lágrimas, risas, rumba, peleas, regaños pero sobre todo jamás imaginé que te convertirías en esa hermanita menor que tanto amé, amo y amaré.
Desde ese día no me volví a separar de ti, hablábamos por celular, skype, facebook, algunas veces por messenger, aunque odiabas esas comunicaciones así, te daba tedio escribir y la verdad no lo hacías rápido, gracias a mi empezaste a tomar cerveza, porque tus gustos siempre fueron más exquisitos que los míos, sin embargo, recuerdo muy bien que odiábamos el olor a grasa, y detestábamos las mujeres mal arregladas, como nos reíamos de todo lo que uno tenía que ver en la universidad.
En menos de nada, te uní a mi combo de toda la vida en la universidad y te llegaron a querer como yo te quería, caminamos siempre todos juntos y reíamos hasta el cansancio, incluso en esos momentos en los que estabas muerta de la ira con el mundo.
Recuerdo como si fuera ayer los excesos de solidaridad que tenías conmigo, le dejabas de hablar a cualquier hombre que me lastimará y no disimulabas tu desagrado ante lo que no te gustaba, aún tengo grabada en mi mente esos días que rumbeamos hasta el cansancio y que siempre te cuidé como si fueras esa niña inquieta que se divertía en exceso y que jamás vi que se le acabara la energía.
Tu risa supo sacarme en los momentos de soledad, el brillo de tus ojos siempre logró darme motivos para batallar contra el mundo, porque como siempre decías tú: "Esas no son penas".
Nunca pensé que esa energía incesante se acabará en un abrir y cerrar de ojos, en qué momento te me fuiste, cuándo fue que dejaste de escucharme, cuándo fue que no pude convencer al destino que era demasiado pronto para que te fueras al cielo, porque sé que allá estás.
Mona, trato de tener todas las fuerzas posibles para honrarte, porque jamás quisiste que te lloráramos, siempre deseaste que en tu vida fuera todo una rumba, pero como no llorar a quien siempre me sonreía y me alentaba para seguir adelante.
Zarca, odiabas ese apodito lo recuerdo, pero cuando Depipe te decía así en el fondo te gustaba, lo sé, te reías y a partir de ese día te convertiste en nuestra zarca berraca, frentera, orgullosa, loca y con tanto amor que a veces ni tú entendías todo lo que llevabas dentro, aún recuerdo y siento tus abrazos, sé que desde el cielo estás terriblemente emputada conmigo porque tengo el "estuco" (maquillaje) corrido de tanto chillar, porque no he comido bien y porque estoy destrozada con tu partida, te pido perdón por eso.
Mona sabes que te amo, que en vida te di lo mejor que tenía, que daría mi vida porque estuvieras aquí, pero Dios te quiso llevar y decidió que ahora tú me cuidarás desde allá, te prometo que no te fallaré y en tu honor miraré siempre el cielo nocturno y observaré siempre la estrella más hermosa, sin duda esa eres tú vigilando que no pelee tanto.
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