Gettyimages.es |
Intento recordar en qué momento de la historia, encasillaron a las mujeres en el mismo patrón, decidieron que el rosado era su color característico, dieron por hecho que tenía que gustarles jugar a la cocina, vestir muñecas, creerse reinas, y en el peor de los casos, "divertirse" viendo todas las historias infantiles donde la mujer es la más abnegada y obediente.
La respuesta a esta serie de interrogantes no la he encontrado, lo que si he hallado, es una serie de comportamientos, frases y acciones, que lo único que generan en mi es molestia en grandes medidas, en verdad se me llena el cuerpo de veneno cuando veo cómo a todas las mujeres las han querido ubicar en el mismo saco.
No tengo nada en contra de las niñas 'pink', a la final, cada cual elige cómo vivir y se va adaptando, pero si me genera incomodidad que se juzgue a las que no pretendemos comportarnos de esa forma considerada políticamente correcta.
En mi caso particular, jugué muy poco con muñecas, en su reemplazo siempre tuve un balón de fútbol a mi lado, no quería ser reina, anhelaba ser la heroína de todos los cuentos, soñaba con ser la versión mejorada de Juana de Arco, de pequeña leía demasiado sobre política, historia y comportamientos sociales; cuando veía películas de Walt Disney donde la mayoría de personajes femeninos son abnegados por naturaleza, yo pensaba que debía existir algo más importante, que querer ser feliz para siempre y encontrar al príncipe azul.
Mientras que a mis amigas, les destacaban su ternura, sonrisa y obediencia, a mi se me elogiaba por jugar con los niños, ensuciarme, hablar con el tono de voz grave que siempre me ha caracterizado. Conforme fui creciendo me convertí en la típica niña que se la pasaba solo con hombres, jugaba billar (aunque nunca fui un derroche en virtudes en este aspecto) y que prefería un buen partido de fútbol a irse de compras.
Jamás imaginé que esta forma de ser traería en algunas situaciones más desventajas que ventajas, pues serían los mismos hombres, quienes me dirían una y otra vez que si fuera más tierna seguro me iría mejor, que no fuera tan grosera, que no tuviera tantos impulsos y que ser rosa no tiene nada de malo.
Sin embargo, hoy a mis 26 años me niego a comportarme de esta manera, jamás he sido del montón, me molesta serlo, no me da pena reconocer que me gusta el sexo y que pienso en el casi las 24 horas de mi vida, si eso me hace una mujer no femenina o ausente de ternura, pues me siento orgullosa de serlo, porque no pretendo vivir para lograr encasillarme en un círculo al que jamás me ha interesado pertenecer.
Esto no tiene nada que ver con no enamorarse, con no sentir mariposas en mi estómago cuando veo venir al hombre que me gusta, tiene que ver con una forma de vida, con esa filosofía que todos en algún momento de la vida hacemos propia y se convierte en el epicentro de nuestra propia existencia.
Así que si Ud. amiga bloguera se identifica con lo que he escrito, le puedo asegurar que en algún momento de la historia la pudieron llegar a catalogar de diferente, agresiva y hasta ofensiva, pero a la final, lo que debe importar no es ir acorde a los demás, sino estar conforme consigo misma, y si el hombre que está con Ud. intenta cambiarla y volverla Hello Kitty es hora de replantearse qué tanto tienen en común.
A manera de experiencia personal, le puedo decir que muchos hombres se han ido de mi lado porque prefieren otro tipo de mujeres, y es válida esa posición, pues cada uno decide con qué clase de personas se siente mejor, pero por no estar sola no se debe jamás ceder en cambiar la esencia, porque ésta es la que nos diferencia de los demás y nos permite vivir conformes con nosotras mismas.
Así que si Ud. se considera agresiva en ciertas situaciones, excesivamente frentera, no le gusta la cursilería y prefiere un espectacular estadio de fútbol a un centro comercial, déjeme decirle que está viviendo acorde a su esencia. La misma que me ha acompañado por 26 años, y si bien me ha dejado momentos de soledad, también me ha garantizado grandes momentos de tranquilidad.
Como decía un ex novio: "Prefiero tus momentos de pasión, que los de ternura fingida, porque es obvio que jamás serás la princesa encantada, sino ese tipo de bruja con la que todos deseamos vivir los últimos días de nuestra vida". Y al parecer este hombre, que por cierto ha sido el que más he amado, tenía toda la razón.
Entonces que vivan los colores grises, oscuros, negros y cafés, porque muchas veces el rosado cuando se destiñe se vuelve pálido, incoloro, mientras que las tonalidades antes mencionadas pueden perder su fuerza del primer instante, pero siempre dejan huella.
Pensar asi no hace daño, se cuando mas grises o oscuros estamos, surge en gran medida tambien algo de luz, ya que somos capaces de compartir sonrisas y mirar el futuro con los ojos de la realidad... La felicidad es importante, pero aun mas ser sincero con uno mismo, y si eres quien elige el color que le quiees dar a tu vida mejor :P
ResponderEliminar