
La vida de una mujer es complicada por naturaleza, desde el momento en que nacemos, pareciera que la misma evolución del universo se propusiera activar el umbral del dolor femenino al 100%. Una de las primeras dolencias, que enfrentamos, es la apertura del huequito en las orejas, todo por vernos brillantes y lindas, lo más patético es que nuestros padres dicen, mientras uno llora: "Ay se va a ver divina con sus areticos".
La niñez puede ser una de las edades más dolorosas para la mujer, pues debemos vernos perfectas siempre y en cualquier escenario, no falta la tía, mamá o abuela que aún cuando seamos de cabello liso, insisten que nos veríamos hermosas con unos buenos rizos, que jamás duran todo el día y lo único que generan es un impresionante dolor de cabeza, y si por lo contrario, se tienen unos hermosos rizos hacen lo imposible para nos veamos totalmente lisas, por ende, es como si de pequeñas nos formaran con la concepción de que si tienes algo debes desear lo inmediatamente opuesto.
Por supuesto, eso sin contar que siempre los regalos son muñecas que lloran, planchas, ollas, o lo que en mi caso particular, era lo más traumático: Bolsos, prendas y hasta billeteras rosadas de Hello Kitty, ¿acaso no se daban cuenta que esa gata era anti estética, deforme y lo más parecido a un alienígena felino? ahora me pregunto si nunca se les ocurrió que algunas mujeres somos felices jugando carros, armando rompecabezas o con un balón de fútbol.
Y en la adolescencia la cosa se complica aún más, en especial cuando llega el momento de "desarrollarse", si ese molesto momento donde se supone que dejamos de ser niñas, para empezar a ser mujeres de verdad, o eso es lo que se cree, cuando en realidad no hay momento más frustrante que ese. En primer lugar, debemos empezar a pensar en las molestas, fastidiosas e incómodas toallas higiénicas, luego lidiamos con las molestias físicas, que son bastantes, van desde un dolor en el abdomen bajo, molestia en la espalda, frío interno y hasta vomito, eso sin contar que algunas veces queremos reír, llorar, pelear, odiar y gritar, todo en un sólo segundo.
Y si hablamos del aspecto estético, eso si que es una total adicción al dolor, porque durante esos cinco días que dura el período menstrual, pensamos todo el tiempo, si nos vemos bien, si no hemos tenido un "accidente", hasta llegamos a pensar en qué tipo de panty debemos usar en esos días, además estamos hipersensibles, estado que no es tan fácil de entender porque en verdad todo nos molesta y fastidia en exceso.
En conclusión, nacemos y nos empiezan a preparar para el dolor, con tal de vernos hermosas, con los populares cólicos es como si nos alistaran para el dolor del parto y se inventan los objetos más dolorosos para sobrellevar las necesidades femeninas, y aún nos preguntan ¿por qué somos masoquistas? la respuesta es simple, nos enseñan a amar el dolor desde que llegamos al mundo.
Comentarios
Publicar un comentario